• Los 10 tipos de uvas más utilizadas para hacer vino

    La variedad de uva es muy importante para entender un vino. En países anglosajones y países productores del nuevo mundo, las variedades de uva se consideran el factor más importante para diferenciar un vino. La gente en estos países no suele pedir o comprar un vino por su origen, sino que busca en la etiqueta cuál es la variedad del mismo.

     

    1-ALBARELLO / BRANCELLADO / BRACELHO (España y Portugal)

    Es sensible a los ácaros y al oídio y presenta bayas pequeñas, esféricas y de color granate. Los vinos no son muy coloreados, su acidez es correcta, el tanino puede ser un tanto verde si hay una sobreextracción, la graduación alcohólica es alta así que suele mezclarse con otros varietales.

     

    2-AGLIANICO (Italia)

    Aglianico es capaz de dar vinos tintos muy oscuros, con cuerpo y de alta calidad. Sin embargo su producción es relativamente baja y normalmente se mezcla con otras variedades del sur de Italia.

     

    3-ALADASTURI (Georgia)

    Se desarrolla bien en suelos ligeros y bien aireados en zonas bajas entre colinas. La uva es de un tamaño medio y de un intenso color azul, hollejo grueso y pulpa consistente.

     

    4-ALEKSANDROULI (Georgia)

    Esta uva se suele usar para hacer vinos secos, en los que destaca un perfil aromático de frutos rojos, cerezas y moras, con toques a pimienta y tabaco.

     

    5- ALICANTE BOUSCHET  o GARNACHA TINTORERA (Francia)

    Surgió en Francia a resultas de un cruzamiento a principios del siglo XIX y se expandió rápidamente a numerosas regiones por esa capacidad de aportar color, lo que la llevó a ser considerada una variedad que mejora los vinos corrientes y graneles. Es muy abundante en España en las zonas de Ribeiro y de Almansa, así como en el Alentejo (Portugal).

     

    6-ARAMÓN (Francia)

    Tras la filoxera sufrió un fuerte crecimiento al ser muy productiva pero hoy en día está en claro retroceso pues no se utiliza para vinos de calidad.

     

    7-BAGA / RUFETE (Portugal y España)

    Es una variedad muy tánica y elevada en acidez, con una gran potencial de guarda, ideal para vinos de gran calidad cuyas principales áreas de cultivo se extienden desde los Arribes del Duero (al oeste de España) hasta la comarca de arcillas negras de Bairrada (hacia el sur de la ciudad portuguesa de Coimbra).

     

    8-BARBERÁ (Italia)

    Lo más curioso de esta variedad es que casi carece de tanino, lo que unido a su elevada acidez, a su potente sabor y a su aroma afrutado, otorgan a los vinos jóvenes de esta variedad la condición de vinos muy refrescantes.

     

    9-BELLA DA CAXATA / GRAN NEGRO (España)

    Es una variedad gallega de racimo pequeño, con buena presencia de polifenoles y de acidez, lo que permite elaborar vinos de crianza siempre que el año climático haya sido propicio para evitar enfermedades y obtener una maduración óptima de la baya.

     

    10-TEMPRANILLO (España)

    Es el varietal más extendido y típico de nuestro país. Se llama así, porque las uvas se recogen antes que otras variedades (más temprano). Es una uva con notas muy frutales y aromáticas, que envejece bastante bien en barrica. En Ribera del Duero y en Toro se la denomina ‘Tinta del País’ y ‘Tinta de Toro’ respectivamente.

    La uva Tempranillo le da el toque, color y sabor típico del vino Rioja y en Zintzo tenemos el mejor, acércate y pruébalo.

  • ¿Qué hace tan especial el vino de la Rioja Alavesa?

    El marcado carácter del  vino de Rioja Alavesa le aporta un elemento diferenciador respecto al resto de vinos, pero ¿qué es lo que hace este vino realmente especial? Las particularidades que se presentan en este terroir favorecen notablemente la proliferación de los viñedos, por lo que a continuación reflexionaremos sobre cuáles son esas características que sitúan a esta región en el epicentro vitivinícola.

    La región de la Rioja Alavesa está compuesta por 15 municipios de reducido tamaño y se extiende por 13.500 hectáreas de viñedos, pasaje en el que se han encuadrado cerca de 400 bodegas. Delimitada por las Sierras de Toloño, Cantabria al norte y el río Ebro al sur, la acusada topografía de región marca el microclima peculiar de esta región, que con una temperatura media anual entre 12º y 13º y un índice de lluvias de 500 l./m2, garantiza las cantidades adecuadas de sol y agua. Por lo tanto, hace que los viñedos sean secos y cálidos, permitiendo que la cepa saque el máximo rendimiento del calor y al agua que recibe, la cual es el mayor factor condicionante para la actividad fotosintética y el grado de maduración de la uva, los cuales tienen una influencia directa en la calidad del vino resultante.

    Por otro lado, su suelo arcillo-calcáreo y pobre hace que las raíces de la vid se afinquen con dureza para poder absorber los nutrientes necesarios, pero como decía Thomas Jefferson “la viña necesita suelos pobres, poco abonados y viñas viejas”. A esto hay que sumar que la composición del viñedo es fundamentalmente de uva tempranillo, la cual prolifera con mayor agilidad que la mayor parte de las especies de uva, lo que otorga disponibilidad rápida de materia prima para incorporar en la producción vinícola.

    Añadido a todo lo anterior, no podemos olvidarnos de lo fundamental: la mano del hombre. En esta región habitan unos agricultores muy profesionales y con una marcada filosofía de “tener la viña cuidada como un jardín”. Su profundo conocimiento en este cultivo se remonta siglos atrás, por lo que a la arraigada tradición vinícola de la zona se han incorporado innovaciones tecnológicas que permiten mejorar el rendimiento en el proceso de elaboración de vino, sin perder de vista la calidad, lo cual supone un aporte de valor excepcional. Por lo tanto, esa combinación de acordes tradicionales y modernos los sitúa como uno de los vinos más especiales para nuestros paladares.

    Por todo lo anterior, se hace más sencillo comprender a aquellos que decían “quién visitó la Rioja Alavesa y no bebió vino, ¿para qué coño vino?”.