Qué hace tan especial el vino de la Rioja Alavesa

El marcado carácter del  vino de Rioja Alavesa le aporta un elemento diferenciador respecto al resto de vinos, pero ¿qué es lo que hace este vino realmente especial? Las particularidades que se presentan en este terroir favorecen notablemente la proliferación de los viñedos, por lo que a continuación reflexionaremos sobre cuáles son esas características que sitúan a esta región en el epicentro vitivinícola.

La región de la Rioja Alavesa está compuesta por 15 municipios de reducido tamaño y se extiende por 13.500 hectáreas de viñedos, pasaje en el que se han encuadrado cerca de 400 bodegas. Delimitada por las Sierras de Toloño, Cantabria al norte y el río Ebro al sur, la acusada topografía de región marca el microclima peculiar de esta región, que con una temperatura media anual entre 12º y 13º y un índice de lluvias de 500 l./m2, garantiza las cantidades adecuadas de sol y agua. Por lo tanto, hace que los viñedos sean secos y cálidos, permitiendo que la cepa saque el máximo rendimiento del calor y al agua que recibe, la cual es el mayor factor condicionante para la actividad fotosintética y el grado de maduración de la uva, los cuales tienen una influencia directa en la calidad del vino resultante.

Por otro lado, su suelo arcillo-calcáreo y pobre hace que las raíces de la vid se afinquen con dureza para poder absorber los nutrientes necesarios, pero como decía Thomas Jefferson “la viña necesita suelos pobres, poco abonados y viñas viejas”. A esto hay que sumar que la composición del viñedo es fundamentalmente de uva tempranillo, la cual prolifera con mayor agilidad que la mayor parte de las especies de uva, lo que otorga disponibilidad rápida de materia prima para incorporar en la producción vinícola.

Añadido a todo lo anterior, no podemos olvidarnos de lo fundamental: la mano del hombre. En esta región habitan unos agricultores muy profesionales y con una marcada filosofía de “tener la viña cuidada como un jardín”. Su profundo conocimiento en este cultivo se remonta siglos atrás, por lo que a la arraigada tradición vinícola de la zona se han incorporado innovaciones tecnológicas que permiten mejorar el rendimiento en el proceso de elaboración de vino, sin perder de vista la calidad, lo cual supone un aporte de valor excepcional. Por lo tanto, esa combinación de acordes tradicionales y modernos los sitúa como uno de los vinos más especiales para nuestros paladares.

Por todo lo anterior, se hace más sencillo comprender a aquellos que decían “quién visitó la Rioja Alavesa y no bebió vino, ¿para qué coño vino?”.